La técnica de freír consiste en sumergir un alimento rebozado o no en aceite caliente, entre 160 y 210 °C dependiendo del tipo de alimento y los resultados esperados. Se debe usar una freidora o una olla profunda y el operador siempre debe asegurarse de la buena calidad del aceite y una correcta temperatura. Nunca sale el alimento antes de freírlo ni sobre el aceite caliente.